Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.

Juan 15:7-8

Dios sabe por qué no siempre hace lo que le pedimos. Pero existen miles de deseos por los que sencillamente no tenemos razón para pensar que deban convertirse en realidad. Pablo quería ser liberado del mensajero de Satanás, pero el Señor le dijo: «Te basta con mi gracia» (2 Corintios 12:7-9). Tenemos que vernos como almas necesitadas.

Las promesas sobre la oración no se dan de manera superficial. Así que, aunque Dios no nos responda, todavía permanece firme y fiel a su promesa. Y responde a la oración, pero en el fondo quiere ver frutos en aquellos que oran. Solo entonces va a recibir la gloria por lo que ha hecho. Entonces la alabanza que le debemos —que a menudo hace tanta falta— le será dada. Ya que se nos permite pedir por lo que deseamos, nuestras oraciones deben enfocarse en algo más elevado, apuntando al reino de Dios y su cumplimiento.

A fin de cuentas, el Señor, de una forma o de otra, llevará a cabo todo lo que le hemos pedido. Cualquiera que le pide es apreciado por él, porque el que se acerca a Dios permanece más cerca que el que no le pide. Dios toma en cuenta cada oración sincera. Pero su respuesta a menudo es distinta de lo que esperamos. Aun así con frecuencia nos responde de tal manera que debemos asombrarnos y adorar.

Aunque todavía hay mucho que hace falta en todo lugar, esperemos con paciencia por el gran tiempo de gracia que está por venir, que no dejará de manifestarse. Entonces se manifestará la misericordia de Dios, con tanta fuerza que todos seremos transformados. Por tanto, sigamos orando. Los ángeles llevarán tus peticiones al Padre, y su recompensa no dejará de cumplirse.

Fernando Fader, Paz.

El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!

Job 1:21b

Todo lo que Job poseía le fue quitado, incluyendo a sus hijos e hijas. Pero pudo exclamar: «¡Bendito sea el nombre del Señor!». Es difícil decir si Job entendía plenamente lo que estaba diciendo, pero esta expresión de alabanza muestra la completa sumisión que tenía hacia Dios. Al final, esa fue suficiente para Dios. Satanás fue derrotado desde el mismo comienzo.

¿Qué podemos aprender de esto? De seguro una cosa: entre más grandes sean los planes de Dios, más sorprendentes y más incomprensibles serán las cosas que pasarán. Si Job nos enseña algo es que nos muestra lo importante que es tener una fe sencilla, que cuando Dios golpea fuerte siempre tiene en mente algo tremendo y bueno. Creamos en esto, ya sea que lo comprendamos o no.

Amado amigo, no importa lo que estés confrontando, lo mejor es hacer siempre lo mismo que Job y alabar a Dios. Nunca pienses que Dios comete errores, o que no puede obrar de cierta manera, o que no honra a los que lo siguen fielmente. ¡Ten cuidado! En el momento que empiezas a acusar a Dios, ya has comenzado a extraviarte del camino. Debes ser muy cuidadoso de no caer más bajo, no sea que termines abandonando por completo a Dios. Solo piensa en cuánto agradamos a Satanás cada vez que nos resentimos y nos resistimos a la voluntad de Dios. Piensa en cuán avergonzado debe estar Dios mismo por causa de nosotros.

No olvides que nuestra fidelidad siempre será puesta a prueba. Pasamos la prueba solamente si damos honor a Dios en todas las cosas y acudimos a él con reverencia y mansedumbre sin importar lo que haga. Cuando lo hacemos, Satanás es derrotado y tenemos segura la victoria.


Extraído de El Dios que sana.