Salí a la esquina de las calles 38 y Chicago en la ciudad de Minneapolis, donde la policía había matado a George Floyd la semana anterior, para escuchar lo que la gente estaba pensando en los días posteriores a su muerte. Un homenaje en la acera había crecido hasta cubrir la calle con mensajes de pena, determinación y esperanza. Estaban pintando un mural de George en la pared. Los autos llenaban las calles. Las familias traían a sus hijos para ser testigos de lo que había ocurrido. La muchedumbre se conformaba por activistas, espectadores, clero, dolientes y artistas, fue toda una mezcla. Hice la misma pregunta sencilla a cualquiera que estuviera dispuesto a hablar conmigo: ¿Qué es lo que quieres decir?
Algunos no querían hablar. Otros sí. Entre las historias dolorosas hubo algunas muy recientes y difíciles para que las personas pudieran compartirlas en público.
Había una mezcla de celebración, enojo y tensión. Parecía que las manifestaciones de la tarde serían grandes. Parecía que la ciudad iba a incendiarse de nuevo, y así ocurrió.
Las personas gritan para ser escuchadas.
Escucha.
Vi un cansancio aplastante en mis hermanos y hermanas en la calle, una carga pesada que han llevado durante días y años y décadas de gritos que nadie escuchaba.
¿Qué es lo que quieres decir?
Te veo.
Te escucho.
Y tú importas.
No estás solo.
Todas las fotografías son de John Nolter. Usadas con permiso del fotógrafo.