La doctora Alice von Hildebrand fue filósofa y teóloga católica. Fue esposa del filósofo alemán y activista antinazi Dietrich von Hildebrand. Enseñó filosofía en Hunter College durante treinta y siete años, hasta su jubilación en 1984, y es autora de varios libros. Nació en Bélgica y llegó a los Estados Unidos en 1940, donde murió en enero de 2022. Este artículo es un extracto traducido de una entrevista realizada en 2011.

Durante la Segunda Guerra Mundial salí de Francia en el último barco estadounidense. Nos detuvo un submarino alemán y los militares nos dieron una hora para salir del barco. Estaba absolutamente convencida de que iba a morir, ¡absolutamente! Y tuve una experiencia sumamente poderosa. En una décima de centésima de segundo, mi vida pasó frente a mis ojos con los más mínimos detalles. Fue increíble ¿Y de qué me di cuenta?

Dios ha creado a cada persona para un propósito. Él tiene su plan de amor para ti, para mí, para todos. El problema es que nosotros hacemos nuestros propios planes. Queremos que se realicen de cierta manera y en cierto momento. Y nos volvemos amargados cuando no se materializan. Sin embargo, cada uno necesita llegar a un momento de la vida en el que pueda decir: “Tú, ¡oh Señor!, escoge por mí”.

Santa Teresita del Niño Jesús dijo algo que me ha impresionado muchísimo: “lo que más quiero es lo que Dios escoge para mí”. Cielo santo, ¿qué más quieres?, si Dios escogió para ti una vida de soltera, debes decir que eso es lo que más quieres.

¿Sabes?, nuestras elecciones a menudo son muy tontas, pero las elecciones de Dios siempre son las mejores. Por ejemplo, él escogió mi cara, yo no la escogí. Y le podría decir que no tenemos el mismo gusto, porque hay gente muy bonita, que no puedes hacer otra cosa que decir ¡ojalá yo fuera así! Pero solo Dios sabe lo que yo hubiera hecho si me hubiera dado una cara bonita. Todos me verían y habría estado terriblemente tentada, creyéndome algún tipo de reina merecedora de todo.

Con belleza física es muy fácil enamorarse de sí mismo, como el pastor griego Narciso, quien se enamoró al ver su propia imagen. En esta tierra tenemos la cara que Dios escogió para cada uno de nosotros, pero yo creo que, en la eternidad, tú y yo tendremos la cara que merecemos. Cada acto de amor, virtud, paciencia y altruismo esculpe tu cara para la eternidad.

Cuando irradias alegría, tarde o temprano te van a preguntar “¿Cuál es tu secreto?”.

Es una gran bendición tener fe, confiar en que hay un Dios que te ha creado y te ama, y creer que tienes un alma inmortal. Respeta tu alma. Eso es lo que realmente importa. Pase lo que pase, di “mi Dios, tal vez no fue mi elección, pero es la tuya y así la amo”. Yo creo que esto es clave para darle sentido a la vida.

Cuando te relaciones con Dios de esta manera, cuando puedas agradecerle de veras por tu existencia y agradecerle por amarte, por ser tu Salvador, solo en ese momento podrás empezar a forjar buenos vínculos con los demás. Si admiras a otros seres humanos, tarde o temprano te desilusionarás, porque todos nosotros somos seres muy, muy imperfectos. Solo se puede encontrar el corazón de otro por medio de Dios.

La belleza del celibato es la dedicación y el amor total a Dios. Por eso el apóstol Pablo estima el celibato más que el matrimonio. El ser soltero, si lo entiendes muy profundamente, realmente no significa estar solo. Cada uno de nosotros, quienes seamos, fuimos creados para la comunión.

Cuando aceptes por completo la voluntad de Dios, encontrarás a otros de verdad. También trasmitirás paz y alegría a los demás. Esto es algo que no vemos en nuestra sociedad, pero es lo que todos anhelan en el fondo. Ya verás que cuando irradias alegría, tarde o temprano te van a preguntar “¿Cuál es tu secreto?”. Entonces tranquilo, sin predicar, sin dar la impresión de creerse superior o mejor que el otro, podrás compartir tu secreto. Después de todo, el Evangelio es la “buena nueva”.

Por supuesto, hay momentos difíciles en la vida, hay etapas de desilusión. Hay momentos en los que perdemos de vista la belleza del cielo a causa de todas las nubes. Quizás tengas que sufrir una enfermedad severa o enfrentar un dolor tremendo o tal vez te decepciones de tal o cual cosa. Pero recuerda, cualquier dificultad que tengas que enfrentar, esa no durará. Es solo una nube, porque Dios nos ha creado a cada uno para un propósito.

Fuimos creados para la alegría, pero no podemos experimentarla plenamente aquí en este mundo. La alegría de Dios se vive en la eternidad. Ser cristiano es entender que la cruz y el sufrimiento de la cruz tienen sentido. El sufrimiento es parte de nuestra condición aquí en la tierra, no esperes el paraíso en la tierra. Pero hay un sentido, el amor de Dios y la gratitud por la vida en este mundo. Cualquiera que sea tu estado, tu situación, tu objetivo, siempre recuerda que estás creado para la alegría.


Este artículo se publicó por primera vez en 2012. Traducción de Coretta Thomson