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CajaCafeína para la consciencia
¿Quién, si no Tú en la mortal negrura
su Mano me extendió compadecido?
¡Mano de Eternidad, firme y segura
qué hondo, en mi conciencia, la he sentido!
¿Quién, si no Tú, con celestial derroche
clavó en mi sombra multitud de estrellas?
¡Y entonces pude bendecir la noche,
por ella sembrar cosas tan bellas!
No importa ya mi rumbo o mi destino
que, iluminado, cargo mi camino:
¡no él a mí, gozoso a Ti lo llevo!
Mi mano entre la tuya poderosa
y, en esperanza azul y milagrosa,
contigo, más y más, oh Dios, me elevo.
Fuente: “Mi esperanza está en ti”