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CajaCafeína para la consciencia
Quien ama inteligentemente no considera tanto el don del amante como su amor. Presta mayor atención al afecto que al obsequio y considera todo regalo como inferior a quien lo da. Por esto no está todo perdido si algunas veces sientes menos aprecio del que quisieras por Mí o por mis santos. El afecto que de vez en cuando percibes en ti es bueno y agradable porque es consecuencia de la presencia de la gracia y algo así como saborear por adelantado la patria del Cielo; sobre esta sensación no debe uno apoyarse mucho porque va o viene. Pero pelear contra los malos estímulos y despreciar las sugerencias del diablo es señal de virtud y gran mérito.
Fuente: La imitación de Cristo