Por tanto es claro que queda un descanso sabático para el pueblo de Dios. Pues quien entra en su descanso, también él descansa de sus trabajos, al igual que Dios de los suyos. Esforcémonos, pues, por entrar en ese descanso, para que nadie caiga imitando aquella desobediencia. Hebreos 4:9-11

Amado Padre que estás en el cielo, te damos gracias por todo lo que has hecho por nosotros, por todo lo que recordamos cuando estamos en silencio por un momento y miramos hacia atrás. Que todo lo que has hecho permanezca vivo en nosotros, para que podamos mirar hacia adelante con la vista radiante y clara, conscientes de que nuestras vidas están en tus manos y que tú siempre nos guías a algo nuevo, grande y glorioso. Tú darás el descanso del día de reposo a tu pueblo, una y otra vez, a todos los que te reconocen y cuya tarea es trabajar para ti entre las naciones. Una y otra vez los guiarás a tu descanso, hasta que venga el último día del descanso glorioso, en que tu reino será establecido. Amén.