Cuando el Señor hizo volver a Sión a los cautivos, nos parecía estar soñando. Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: «El Señor ha hecho grandes cosas por ellos». Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría. Salmo 126:1-3

Amado Padre que estás en el cielo, esperamos en ti y en tu promesa, que guardamos en nuestros corazones como nuestro tesoro más preciado. Protégenos cuando aumenten los tiempos difíciles. Que venga tu Espíritu, que tu Espíritu revele constantemente tu Palabra e imparta en muchos corazones tu promesa, para que la compartan en esperanza, fe y lucha por el gran día. Ese día se nos permitirá regocijarnos y estar jubilosos con toda persona, porque tu salvación llega al mundo entero. Amén.