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Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo. 1 Juan 2:1-2

Señor Dios, te damos gracias por habernos dado la redención, la expiación que nos libera de todo mal, de todo lo que es temporal y perecedero, y que nos permite incluso ahora vivir en la eternidad. Permite que muchas personas sean conscientes de la grandeza y del poder liberador de la redención que nos has ofrecido. Que un pueblo nazca para ti, sirviéndote con luz en sus corazones, esperando la llegada futura de Jesucristo. Quédate con nosotros, fortalécenos y protégenos de todo engaño en este mundo. Porque queremos ser tus hijos, y nada más; siempre queremos de todo corazón esperar en ti. Amén.