En ti, Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. Inclina a mí tu oído, y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación. Salmo 31:1-2

Señor nuestro Dios, te suplicamos darnos tu Espíritu, que encontremos tus caminos en la tierra y vivamos con esperanza y certidumbre de que todo está en tus manos, aun cuando veamos tanta injusticia y maldad. Que permanezcamos bajo tu protección, viviendo de acuerdo con tus mandamientos y en tu Espíritu, porque tu Espíritu da testimonio de la verdad y anhela cambiar y elevar nuestras vidas. Tu Espíritu anhela alcanzar a todas las personas que han sentido tu toque, anhela que ellos vengan a ti y tengan vida. Amén.