Niño, aunque tome tu mano
Niño, aunque tome tu mano
y sobre la nieve andemos el camino;
aunque sigamos juntos las huellas del ratoncito,
aunque juntos nos esforcemos en abrir el misterio
de la palabra escrita, y descubrir poco a poco
porqué dos y tres hacen cinco
siempre, en un mundo incierto –
niño, aunque debo enseñarte mucho,
¿qué hay, al final,
salvo que juntos
debemos ser hijos
del mismo Padre
y necesito desaprender
la estructura toda de adulto
y los años abrumadores
y tú me debes enseñar
a mirar el cielo y la tierra
con tu nueva maravilla.
A mi hijo en el vientre
Vida o muerte en mí yo llevo;
esta ciega criatura que se mueve y empuja
es la dulce paradoja
inevitable
cargándome con alegría
o con pena.
Enséñame, mi chiquito, a aceptarlo tranquilo
ya sea vida o muerte lo que dentro de mí yo llevo.
Estoy en manos de Dios, y tú
en manos de Dios
por mí –
todo de Dios es: la luz, la oscuridad,
el invierno,
y este vigoroso mayo,
de pétalos cayendo,
por el sol asombrado.
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