¿Qué es la comunión? Esta imagen va al fondo de la cuestión. El poeta y crítica social uruguayo Eduardo Galeano, ateo, conocía algunos de los pastores y laicos detenidos por el gobierno autoritario de su país en los años justo antes de la dictadura cívica-militar que se instaló en el país entre 1973 y 1985. La breve narrativa abajo se basa en sus recuentos. Miguel Brun fue un pastor y teólogo metodista detenido entre mayo de 1972 y mayo de 1973.
1973, Montevideo, cuartel noveno de Caballería: jodida noche. Rugidos de camiones, ráfagas de metralla, los presos al suelo, boca abajo, manos en la nuca, un fusil clavado en cada espalda, gritos, patadas, culatazos, amenazas...
A la mañana siguiente, uno de los presos, que todavía no había perdido la cuenta del almanaque, recordó:
–Hoy es domingo de Pascua.
Estaba prohibido juntarse.
Pero se hizo.
Al centro del barracón, se hizo.
Ayudaron los que no eran cristianos. Algunos vigilaban los portones de rejas y seguían los pasos de los soldados de guardia. Otros formaron un anillo de gente que iba y venía, caminando como al descuido, alrededor de los celebrantes.
Miguel Brun susurró algunas palabras. Evocó la resurrección de Jesús, que anunciaba la redención de todos los cautivos. Jesús había sido perseguido, encarcelado, atormentado y asesinado, pero un domingo como éste había hecho crujir los muros, y los había volteado, para que toda prisión tuviera libertad y toda soledad tuviera encuentro.
Los presos no tenían nada. Ni pan, ni vino, ni vasos siquiera. Fue la comunión de las manos vacías.
Miguel ofreció al que se había ofrecido:
–Comamos –susurró–. Éste es su cuerpo.
Y los cristianos se llevaron la mano a la boca, y comieron el pan invisible.
–Bebamos. Ésta es su sangre.
Y alzaron la ninguna copa, y bebieron el vino invisible.
Fuente: Eduardo Galeano, Bocas del Tiempo, Copyright © 2006 por el autor. Reproducido con el permiso de Susan Bergholz Literary Services, Lamy, NM, EE. UU. Reservados todos los derechos.