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CajaEl espíritu maternal
Que María, la madre de Jesús, nos enseñe a ser más sencillos y confiados.
por Eberhard Arnold
jueves, 12 de diciembre de 2024
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Del Evangelio de la navidad sabemos que María, con una fe sencilla, recibió la Palabra y, de esa manera, ocurrió la encarnación del espíritu eterno. También en los tiempos de los primeros cristianos oímos de esta fe, que nos invita a entender este misterio con la fe del corazón, porque la mera mente nunca puede penetrar estas cosas. No es cuestión de estar de acuerdo o no. Tenemos que detenernos ante el secreto de Dios con maravilla reverente y experimentar en nuestras propias vidas el milagro de la encarnación.
Que María, la madre de Jesús, nos enseñe a ser más sencillos y confiados. Porque María es símbolo de la iglesia, la madre celestial que da vida. Necesitamos recibir esta virgen celestial en nuestros corazones una y otra vez, por ser el espíritu maternal y femenino de la comunidad-iglesia, el Jerusalén celestial y el poder de la iglesia que vive en este momento. No es que simplemente nos convirtamos en la iglesia celestial, sino que la recibamos en su perfección. Entre más recibimos el poder de la novia de Cristo, que da vida, más irradiamos en nuestras vidas —sin importar cuán débiles seamos— la unidad maravillosa que se originó con el nacimiento de Jesús.
El Espíritu Santo se encarnó en María tan pronto como ella creyó. Así, la Palabra tomó naturaleza humana por medio de ella. Por su fe sencilla, María recibió el espíritu y así concibió a Cristo, y él nació de ella. Quienes queremos nacer de nuevo debemos, así como María, oír primero la Palabra y luego creerla. Y después, en la humildad de Jesús y de María, debemos aprender a ocupar el lugar humano más modesto, con libertad y alegría, soportando el sufrimiento con amor y devoción.
Quien quiera nacer de Dios debe considerar cómo nació Cristo. Todo nacimiento de Dios sucede de la misma forma como sucedió el nacimiento de Cristo. Cuando se oye la Palabra y se la recibe, la fe es sellada con el Espíritu Santo. Este espíritu renueva a cada persona y nos aviva en la justicia de Dios. Nos volvemos nuevas criaturas, una nueva creación.
Adaptado y traducido por Coretta Thomson de “The Motherly Spirit” por Eberhard Arnold en When the Time was Fulfilled.
soledad
Que en esta navidad como dice en el texto el señor me de un corazon nuevo sencillo y aprenda a perdonar con humildad aquellos q tanto daño nos han hecho a mi famulia pero en especial a mi querido esposo gracias