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CajaEl obrar de la Navidad
El canto de los ángeles toma lo rutinario en nuestra vida y lo carga de belleza y sentido.
por Howard Thurman
jueves, 14 de diciembre de 2023
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El obrar de la Navidad
Cuando se acalla el canto de los ángeles,
cuando desaparece la estrella en el cielo,
cuando reyes y príncipes regresan a su tierra,
y los pastores vuelven a sus rebaños,
comienza el obrar de la Navidad:
Buscar a los perdidos,
sanar a los quebrantados de corazón,
alimentar a los hambrientos,
liberar a los cautivos,
restaurar a las naciones,
poner paz entre los pueblos
y música en los corazones.
El canto de los ángeles
Siempre debe haber lugar en la vida de todo hombre para el cantar de los ángeles: hacerle lugar a aquello que es estremecedoramente bello y nos lanza, por derecho propio, a nuevas formas de relacionamiento en todas las áreas de nuestra vida. Algo que toma todo lo habitual y rutinario en nuestra vida y lo ilumina con una luz diáfana y brillante cargándolo de belleza y sentido; después, pasa. Lo cotidiano ha quedado atravesado por un nuevo esplendor: las cargas del pasado se vuelven más ligeras, las profundas heridas del pasado ya no duelen como antes. Alguien puso una corona sobre nuestra cabeza, y por el resto de nuestra vida nos esforzaremos para ser dignos de ella. A pesar de todas las cosas desagradables en la vida, a pesar de las dificultades, de los duros enfrentamientos y desacuerdos, la vida se salva por el canto de los ángeles.
En De Profundis Oscar Wilde escribió: “en el alma de un ignorante hay siempre espacio para una gran idea”. Tiene profunda significación que el relato de los Evangelios, particularmente en el libro de Lucas, revela que los primeros en recibir el anuncio del nacimiento de Jesús son algunos humildes pastores que estaban desempeñando sus tareas. Después de todas las elaboraciones teológicas, después de las sesudas reflexiones y perfectos esquemas propuestos por quienes hablan desde la soledad y seguridad de sus encumbrados espacios de privilegio, el nacimiento de Jesús permanece como el símbolo de la dignidad y del valor intrínseco del hombre común.
Despojado de todas las expresiones artísticas o litúrgicas, el relato se revela en su esencia: Jesús nació en un establo, en el seno de una familia humilde, y su ambiente fue el mismo que comparten quienes se ganan el pan con el sudor de la frente. Nada ni nadie puede arrebatarle al hombre común este legado: al contemplar a Jesús, ve en él la posibilidad de una vida plena incluso para los más humildes y una respuesta radical al significado de la revelación de Dios.
Si el mensaje del canto de los ángeles ha de hacerse realidad en el mundo, será posible cuando el hombre común tome conciencia de su real valor y afirme sus derechos universales como hijo de Dios. Los diplomáticos, los políticos, los gobernantes, los que controlan el mundo de los negocios y la religión jamás traerán paz a este mundo. El patrón de conducta que sigue el poder en el mundo hoy es la violencia; y la violencia tiene su propia etiqueta, su ritual y su propia moral.
Artículo extraído de The Mood of Christmas and Other Celebrations (Friends United Press, 1985) y usado con permiso de Friends United Press.Todos los derechos reservados. Traducción de Nora Redaelli.