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    The Journey of the Magi, Alexis Master, from the Psalter of St Albans, c. 1130

    De estrellas, reyes magos y la luz de la historia

    por Óscar Romero

    lunes, 30 de diciembre de 2019
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    Cuando los magos preguntan: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido, porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo?» (Mt 2:2), encuentro la expresión bellísima de una vocación que quiere ser fiel a su llamamiento. Esto es lo primero que Dios da: una vocación.

    Queridos hermanos, sobre todo ustedes queridos jóvenes y niños, pregúntense como los magos: ¿esta es mi estrella?, ¿dónde está la realización plena de mi vida?, ¿dónde me quiere el Señor? La vocación la tenemos todos; no nace un hombre ni una mujer, sin vocación de Dios. Todos tenemos un puesto en la historia, conocer ese puesto y desarrollarse allí es realizar su propia personalidad. Seamos felices buscando siempre: ¿para qué me quiere Dios?

    —6 enero 1980

    Cuando vinieron los magos del Oriente y preguntaron al rey en Jerusalén, dónde ha de nacer el rey y sus sabios no le supieron decir, pero una estrella los supo conducir a donde los pastores y los humildes encontraban al que buscaban. También los sabios y los ricos cuando se hacen humildes y sencillos como los magos que venían del oriente para ofrecerles oro, incienso y mirra (Mt 2:1-2). Las riquezas también caben junto a la cuna del niño Jesús pero cuando son depositadas por las manos humildes de los pastores y de los magos.

    —25 diciembre 1977

    Con Cristo, Dios se ha inyectado en la historia, con el nacimiento de Cristo el reino de Dios ya está inaugurado en el tiempo de los hombres. Desde hace veinte siglos todos los años esta noche recordamos que el reino de Dios ya está en este mundo y que este Cristo ha inaugurado la plenitud de los tiempos. Ya su nacimiento marca que Dios está marchando con los hombres en la historia, que no vamos solos y que la aspiración de los hombres por la paz, por la justicia, por un reino de derecho divino, por algo santo, está muy lejos de las realidades de la tierra; lo podemos esperar, no porque los hombres seamos capaces de construir esa bienaventuranza que anuncian las sagradas palabras de Dios, sino porque está ya en medio de los hombres el constructor de un reino de justicia, de amor y de paz.

    —24 diciembre 1977

    Las riquezas también caben junto a la cuna del niño Jesús pero cuando son depositadas por las manos humildes de los pastores y de los magos. 

    La Luz de Dios es la que debe de iluminar esta lucha de la Iglesia, la renovación en Cristo, la esperanza de que el paraíso no existe en esta tierra pero que ya hay que reflejarlo. El reino de Dios que será perfecto en la eternidad hay que reflejarlo ya en las relaciones de esta tierra porque no se va a improvisar. El ciudadano del cielo tiene que ser antes un buen ciudadano de la tierra. El que quiera ser partícipe de las promesas de la eternidad tiene que ser colaborador con Dios en la justicia y en la paz y en el amor en este reino de la tierra. De ahí, hermanos, que la lucha de la Iglesia es por sembrar más amor, por despertar más esperanza, por arrepentir de los pecados a los pecadores, por acercarlos en la conversión a Dios, por renovarnos internamente.

    —8 enero 1978

    Ya Cristo resucitado debe ser luz de los hombres que construyen la historia. Cristo tiene que ser la inspiración de todas las leyes que se dan a los hombres, no el capricho de unos poderosos sino la voluntad de Cristo que pedirá, tal vez, conversión a los poderosos. […]

    Cristo viene, no lo esperamos como los niños para traer los juguetes, lo esperamos como cristianos que supimos que ya vino, pero que anunció desde entonces una segunda venida, para sorprendernos en el camino de la vida y cogernos allí, donde caímos muertos para entrar con Él a reinar. Ya debemos reinar con Él por la virtud y por la santidad. Seamos cristianos de verdad, dignos de esta hora escatológica que va desde la venida primera de Cristo hasta la segunda, pedido último de la historia.

    —27 noviembre 1977

    The Journey of the Magi, Alexis Master, from the Psalter of St Albans, c. 1130

    El viaje de los Reyes Magos, Alexis Master, del Salterio de St Albans, c. 1130
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    Contribuido por OscarRomero Óscar Romero

    Monseñor Óscar Arnulfo Romero, intrépido defensor de los pobres y desamparados, alcanzó renombre mundial durante sus tres años como arzobispo de San Salvador. Se murió por la bala de un asesino en 1980.

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