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    a painting to three angels blowing trumpets

    La luz divina en las antífonas de la O

    Música para Adviento

    por Joel Clarkson

    lunes, 04 de diciembre de 2023

    Otros idiomas: English

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    Las antífonas de la O son una colección de cantos breves que se entonan en los últimos siete servicios de vísperas de Adviento según la tradición de la iglesia occidental. Cada una comienza con la invocación ´O´ y continúa con uno de los nombres de Cristo: “O Sapientia” (Sabiduría), “O Adonai” (Señor), “O Radix Jesse” (Raíz de Jesé), “O Clavis David” (Llave de David), “O Oriens” (Amanecer), “O Rex Gentium” (Rey de las naciones) y “O Emmanuel” (Dios con nosotros). Es probable que, ya constituidas como parte del culto cristiano en el siglo VI, las antífonas de la O hayan atraído a innumerables cristianos en los días finales de Adviento en preparación para la luz de la venida de Cristo, y hayan tenido su expresión en una infinidad de prácticas cristianas confesionales en Occidente, en particular, a través del himno del siglo XIX “Oh, ven. Oh, ven, Emmanuel”, que reúne todas las antífonas de la O en una declaración de alabanza. El himno se ha convertido en uno de los ejemplos más populares de la música de Adviento, y tiene varios arreglos, desde hits contemporáneos para radio hasta coros para catedral, como este arreglo coral de Sarah MacDonald, ejecutado bajo su batuta por las coristas y los auxiliares laicos de la catedral de Ely:

    A pesar de que “Oh, ven. Oh, ven, Emmanuel” quizá sea la expresión más conocida de estas antiguas antífonas, las mismas tienen una rica historia que se remonta a los inicios del culto cristiano, ligada a su naturaleza como antífonas de Vísperas e inspirada en los ritmos de la liturgia de las horas. La antífona para el 21 de diciembre, la “O Oriens”, nos ofrece una visión particularmente evocadora: en esta antífona para el día más corto del año en el hemisferio norte, se recuerda al devoto que Cristo es la luz del mundo, a través de palabras resplandecientes que apartan la oscuridad acumulada. El grupo musical CantArte Regensburg presenta el antiguo texto en su forma de canto llano, como aparece en la liturgia católica romana:

    Texto en latínO Oriens,
    splendor lucis aeternae, et sol justitiae:
    veni, et illumina sedentes in tenebris, et umbra mortis.

    Texto en español

    Oh, Amanecer,
    Esplendor de la luz eterna y sol de justicia:
    ven e ilumina a quienes viven en la oscuridad y en la sombra de la muerte.

    Al intercalar la luz del día con la luz de Cristo, la “O Oriens” afirma de un modo especial el uso de las antífonas de la O durante las Vísperas, el servicio de la oración vespertina, cuando la luz del día es sustituida por la luz de las lámparas. La práctica cristiana de la oración vespertina surgió durante la adaptación de una antigua liturgia llamada Lucernario, común tanto dentro como fuera de la práctica cristiana en la antigüedad. En este rito de luz, se canta un himno en el momento de encender las lámparas al atardecer, un himno que alaba la consiguiente luz como un acontecimiento divino que disipa la oscuridad y llena las horas de la noche con una iluminación constante. Los cristianos rápidamente adaptaron esta costumbre y la transformaron en un himno de alabanza dirigido a Cristo, quien es la fuente de la luz creadora y quien trae la luz de la salvación. El himno tradicional cantado en el momento de encender las lámparas era el Phos Hilaron, “Luz gozosa”. Brillante, pleno de asombro y vívidamente pendiente del movimiento de Cristo en y a través de la luz de la creación, el Phos Hilaron ha sobrevivido al menos dieciséis siglos de culto cristiano para avivar la alabanza. En el Oriente cristiano, ha permanecido como el himno de las vísperas por excelencia, abordado por innumerables compositores a lo largo del tiempo. Quizá una de sus versiones más celebradas se encuentra en “Vigilia de toda la noche”, la obra de arte litúrgica de Rachmaninoff, interpretada aquí por el coro de hombres y niños de St. Thomas, dirigido por John Scott:

    Texto en ruso (transliteración)

    Svete tihiy sviatïya slavï Bessmertnago,
    Ottsa nebesnago, Sviatago, Blazhennago,
    Iisuse Hriste.
    Prishedshe na zapad solntsa,
    videvshe svet vecherniy,
    poyem Ottsa, Sïna i Sviatago Duha, Boga.
    Dostoin yesi vo fsia vremena
    Pet bïti glasï prepodobnïmi,
    Sïne Bozhïy, zhïvot dayay,
    temzhe mir tia slavit.

    Texto en español

    Luz gozosa de la santa gloria de Aquel Inmortal,
    el Padre Celestial, bendito y santo.
    ¡Oh, Jesucristo!
    Ahora que al ocaso hemos llegado,
    y la luz de la tarde contemplamos,
    a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, alabamos
    Eres siempre valioso,
    alabado seas en himnos y reverentes voces.
    Oh, hijo de Dios, el Dador de Vida eres.
    Y, por eso, el mundo todo te glorifica.

    Aunque no hay una conexión directa conocida entre el Phos Hilaron del siglo IV y el posterior surgimiento de las antífonas de la O, no es difícil notar el modo en que la alabanza expectante de las Vísperas, que surge de una conciencia de la irrupción de la luz de Cristo, podría encontrar resonancia en la posición esperanzada que moldea el tiempo de Adviento, un tiempo celebrado en las mismas profundidades del invierno del norte. La “O Oriens” expresa particularmente estos valores; en tanto una antífona de luz colocada en lo que equivale a ser el día más oscuro del año, sus imágenes han cautivado a muchos compositores, y la elocuencia del texto breve, aunque potente, deja espacio a una variedad de interpretaciones afectivas.

    “O Morgenstern”, de Arvo Pärt, propone un enfoque meditativo del texto. Como si estuviera despertando suavemente a quien escucha a la irrupción de la luz de la mañana, las texturas misteriosas e inconclusas de los acordes brillan y luego se desvanecen hacia el silencio. La luz en la composición de Pärt es un resplandor de suave desorientación, una luminosidad que, a través de una disonancia tibia y fascinante, infunde ánimo incluso mientras inquieta a quien escucha en los momentos de la oscuridad previa al alba. La interpretación de Pärt de “O Oriens” es una infusión mística que nos invita a la contemplación. A continuación, Paul Hillier dirige el Teatro de Voces:

    Texto en alemán

    O Morgenstern,
    Glanz des unversehrten Lichtes:
    Der Gerechtigkeit strahlende

    Sonne:
    o komm und erleuchte,
    die da sitzen in Finsternis,
    und im Schatten des Todes.

    En marcado contraste se encuentra la composición inglesa de James MacMillan, “O Radiant Dawn”. Aquí MacMillan se vale de unas armonías deslumbrantes y expresivas que estallan sobre nosotros como una repentina luz cegadora. En lugar de despertar los corazones con una reflexión calma, la obra de MacMillan envuelve a quien escucha en la expectativa, la esperanza y el deseo de encarnación de Cristo. A continuación, la obra es ejecutada por el Coro Barroco, bajo la dirección de William Jon Gray:

    Texto en inglés

    O Radiant Dawn, Splendor of eternal Light, Sun of Justice:
    come, shine on those who dwell in darkness
    and the shadow of death.
    Isaiah had prophesied,
    “The people who walked in darkness have seen a great light;
    upon those who dwelt in the land of gloom a light has shone.”
    Amen.

    Texto en español

    Oh, luz gozosa, Esplendor de Luz eterna, Sol de Justicia:
    ven, brilla en aquellos que habitan en la oscuridad
    y en la sombra de la muerte.
    Isaías había profetizado
    “Las personas que caminaban en la oscuridad han visto una gran luz; sobre aquellos que vivían en la tierra de la melancolía una luz ha brillado”.
    Amén.

    Mientras mantenemos nuestra vigilia de Adviento en los días oscuros de un invierno boreal, experimentamos estas composiciones, ya sea en la simplicidad del canto llano o en la magnificencia de la polifonía, como una oración profundizada dentro de nuestro corazón. A medida que la luz del día se acorta y las sombras se alargan, este mensaje antiguo nace de nuevo dentro de nosotros, la verdad única e irrefutable que se encuentra en las palabras del evangelio de Juan: “Esta luz resplandece en la oscuridad, y la oscuridad no ha podido vencerla”.


    Traducción de Claudia Amengual. Las traducciones al español de la letra de los antífonas fueron hechas a partir del texto en inglés que aparece en el artículo original.

    Contribuido por Joel Clarkson Joel Clarkson

    Joel Clarkson es compositor de música sagrada y bandas sonoras para televisión y películas.

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