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CajaEl lugar es Solentiname, un archipiélago en el Lago Nicaragua; el escenario, un servicio dominical campesino a mediados de los años 70. Padre Cardenal no cree en sermones, sino que trae vivo el evangelio, dirigiendo a su congregación con diálogos semanales como éste, basado en Mateo 26:69-75:
Fue en el rancho de reunión. Habíamos tenido un almuerzo de arroz y frijoles y huevos de tortuga con salsa de chile, y lonjas de tiburón frito, un tiburón que los Altamirano habían pescado esa mañana con sus redes. Estaba presente un hermano de David Tejada. En Nicaragua todos conocen el nombre de David Tejada: el joven del Frente Sandinista de Liberación Nacional que fue matado brutalmente en la cárcel y después arrojado al cráter de lava hirviendo del volcán Masaya.
Presento al hermano de David Tejada. Y cuento que en Viernes de Dolores yo había hecho en una radio en Managua una grabación que después fue transmitida el Viernes Santo, en la cual denunciaba las torturas y los crímenes que se cometían en las cárceles, y decía que mientras sacaban por las callesla imagen de Cristo en la procesión del Vía Crucis, Cristo vivo estaba padeciendo ese Vía Crucis en las cárceles; tiempo después supe por unos radioperiodistas que a la misma hora en que yo grababa esas palabras el Viernes de Dolores, estaban matando a David Tejada.
Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera en el patio, y una sirvienta se acercó a él y le dijo: Tú también andabas con Jesús el de Galilea. Pero Pedro lo negó delante de todos, diciendo: No sé de qué estás hablando.
Yo: El «mientras tanto» quiere decir que mientras a Jesús lo están juzgando dentro, y después mientras lo están golpeando, Pedro lo está negando afuera. También la Iglesia de Nicaragua estaba haciendo lo mismo con David Tejada mientras lo estaban golpeando con las culatas de los rifles y con cables de acero. Poco antes mi obispo me había prohibido que escribiera artículos políticos, y por eso yo escribí después un artículo titulado Soy inocente de Ia muerte de David Tejada, insinuando que ellos eran cómplices, los que pudiendo hablar habían callado; y decía que ya no podían recitar en el lavabo de la misa la frase del Salmo: «Lavaré mis manos entre los inocentes».
Una señora: Pedro antes había fachenteado mucho; se sentía muy valiente con la espada, pero en el momento de entregar su vida, fue cobarde.
Dicen algunos jóvenes:
– Yo no encuentro que hizo mal. Fue una táctica.
– Si alguno del Frente es interrogado, no confiesa.
– Sí, tal vez no fue cobarde, sino que actuó como revolucionario, porque si se entregaba allí no hubiera realizado lo que Cristo le había encomendado.
– Me parece que está haciendo lo mismo de Jesús, que no había querido declarar en público que era el Cristo, porque era muy peligroso. Hasta por último se declaró él el Cristo.
Yo: Pero el evangelio no parece aprobar esta negación de Pedro, como la aprueban ustedes; dice que después lloró amargamente...
– Me parece, Ernesto, que tienen razón los muchachos, que Pedro negó conocerlo para no vender a su jefe; el vio que lo habían agarrado, pero pensó que tal vez no lo iban a matar; y negó todo para que a él no le sacaran nada. Pero al ver Pedro que de nada sirvió, que iban a joder a Jesús, el lloró.
– Él lloró porque Jesús le había dicho que lo iba a negar tres veces, pero no le había dicho si iba a ser bueno o iba a ser malo eso, y por eso el lloró porque se le había cumplido lo que Jesús le había dicho.
– Él lloró porque antes se había sentido muy valiente, y Jesús le había dicho: vas a ver que vos mismo me vas a negar. Y había visto que cuando llegó el momento de la verdad él tuvo miedo. Pero es un hecho que no hizo ningún mal al negarlo, porque nada remediaba con entregarse.
– ¿Entonces Jesucristo tampoco remediaba nada al entregarse?
– Él ya estaba muy rojo... Y él no se entregó sino que lo agarraron. A los otros ni los conocían siquiera. De Pedro están diciendo que tal vez es uno de ellos, por el modo de hablar.
– ¿Y qué estaría hablando que dijeron: se parece en el modo de hablar? ¡Por baboso! A lo mejor estaba hablando en términos revolucionarios, en términos cristianos.
Digo yo: En su modo de hablar conocieron que era galileo. Pero galileo para ellos era igual que revolucionario, Galilea era el lugar donde surgían las rebeliones y las guerrillas.
Una señora: Lo negó porque tuvo miedo; y tuvo miedo porque no creyó en él.
Y otra vez varios de los jóvenes:
– Yo todavía no creo que haya sido por miedo.
¿Sino por qué?, pregunto yo.
– Que no fue por miedo, sino porque comprendía que no era cuestión de dejarse matar sin más ni más en ese momento. Mira: estás metido en un movimiento revolucionario, y llegan unos de la Seguridad y te dicen: vos sos revolucionario. ¿Les vas a decir que sí?
– «Vos andabas con Carlos Fonseca».
– Pues yo lo que diría es: No, hombre, ni quiera Dios que yo me vaya a meter en eso.
– Sí, yo estoy con Laureano. Acordáte, Óscar, que cuando estabas en San Carlos con unas orejas, vos dijiste: Viva Somoza.
– Pero llega un momento en que uno tiene que decir la verdad...
– Sí, si ya me van a matar sí. Si ya estoy cogido. «Vosandabas allí metido en el Frente». iJueputa!, ya agarrado allí... «Vos estuviste con fulano y con el fulano. Bueno, sí soy. Y vos sos un hijueputa que me vas a matar». Eso es ya un momento decisivo.
– Pero si uno puede zafarse debe zafarse.
– Él tenía salida. La prueba está que se salvó. No es lo mismo uno que esta contra un paredón, y ya grita ¡Viva Sandino! ¡Viva Nicaragua! ¡Mátenme!
– Pero el evangelio lo presenta como una falla de Pedro. Habrá que encontrar algotra interpretación de lo que él hizo, actualizándolo siempre con lo que pasa en Nicaragua para poder entenderlo.
EI amor es difícil. Pedro no sabía que el amor lo lleva a uno a entregarse. Después lo supo: que el amor lo lleva a uno a morir, y que eso, a fin de cuentas, es vivir más.
Digo yo: La vez pasada, hablando de la traición de Judas, habíamos visto que parecía que no se debía a un puro interés económico, sino a que se había desilusionado de Cristo. Modernamente la negación de Pedro se interpreta también como una desilusión de la causa de Cristo. Cristo había dicho al anunciar su pasión: «¡Dichoso el que no se desilusione de mí! ». Y esa misma noche les acababa de decir a los discípulos después de la cena: «Todos ustedes se desilusionaran de mí esta noche». Ya hemos visto que el nombre de Pedro, Simon Bar-Jona, parece que no quiere decir Simon hijo de Jonás, como se creía antes, sino Simon el Terrorista, lo que revela que era zelote. El había tratado de disuadirlo de su pasión. El creía en un mesías triunfante, pero no en un mesías sufriente y que se dejara matar. Jesús en la cena le ha dicho también expresamente a Pedro que ha orado por él, para que no le falte fe: que no le falte fe en que Jesús es el mesías, en su liberación. Y cuando Pedro niega a Jesús, es que realmente se está desentendiendo de la causa de Jesús.
– EI era violento, el quería que Jesús se defendiera, y cuando vio que se entregó mansamente, se arrecho pues.
– Pero si el ya no quería tener nada que ver con esa causa, ¿qué tenía que andar haciendo allí?
– El quería ser fiel con Jesús hasta la muerte.
– Él estaba tal vez indeciso…
– Allí tuvo miedo. ¿Sabes por qué? Porque se vio solito, rodeado del montón de jodidos. Además se sintió culpable: él le había volado la oreja a un carajo de esos.
– Estamos discutiendo babosadas. Lo importante es que Cristo había prometido revivir a los tres días. La enseñanza es que uno debe seguir a Cristo, y también hasta la muerte.
– Morir por el reino. Y creer que aunque uno muera, sigue vivo.
– EI amor es difícil. Pedro no sabía que el amor lo lleva a uno a entregarse. Después lo supo: que el amor lo lleva a uno a morir, y que eso, a fin de cuentas, es vivir más.