My Account Sign Out
My Account
    Ver carrito

    Subtotal: $

    Caja
    AivazovskyStorm268hero

    Sigue alabando

    por Johann Christoph Blumhardt

    lunes, 16 de noviembre de 2020
    0 Comentarios
    0 Comentarios
    0 Comentarios
      Enviar

    ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios, cuán agradable y justo es alabarlo!

    Salmo 147:1

    Alabar al Señor es bueno. Alabar es agradable y apropiado, mucho mejor que quejarse o desanimarse. Escucha bien: es bueno cantar alabanzas. Alabar verdaderamente es adecuado, especialmente para personas que no son afortunadas y que tienen muchas razones para estar tristes y angustiadas. ¡Qué conmovedor es escuchar sus alabanzas! Pero, ¿y el resto de nosotros?

    AivazovskyStormViewLarger

    Ivan Aivazovsky, "Tormenta marina nocturna bajo la luna" (óleo sobre lienzo).

    Dominio público

    ¿Podemos siempre cantar alabanzas? ¿Por qué siempre comenzamos por quejarnos, resistirnos o preocuparnos? Sí, hay cosas que nos ponen tristes e infelices, que producen llanto y dolor, temor y angustia. No quiero decir que nunca debamos llorar ni lamentarnos. Pero recordemos que aunque estemos afligidos, podemos exclamar: «¡Alabado sea Dios!». Siempre podemos pensar en algo alegre. Siempre existe algo digno de alabanza.

    Siempre hay algo a lo que podemos aferrarnos y que nos eleva a nosotros y a los demás.

    Sin embargo, decir un espontáneo, casi irreflexivo, «Gloria a Dios» o «Gracias Dios», no es suficiente. Tenemos que pensar más a fondo en el significado de esas palabras. Siempre hay algo a lo que podemos aferrarnos y que nos eleva a nosotros y a los demás. Si comprendemos esto de manera correcta, la alabanza quitará la pesada carga de nuestra angustia. Entonces la atmósfera a nuestro alrededor será buena, agradable y reconfortante para todos los que nos acompañan en nuestra aflicción; nuestra solidaridad será realmente revitalizadora y una alegría.

    Preocuparse y lamentarse, comportarse con desesperación, solo provoca angustia. Oh, ¡Si tan solo los que somos abatidos y desdichados pudiéramos alabar al Señor! Y recuerda, especialmente cuando Dios te ha dado su gracia y salvación, no des por hecho sus bendiciones, como si Dios estuviera obligado a permitir que siempre te vaya bien. Semejante actitud desagradecida es insensible, y los que te rodean simplemente se apartarán de ti. No. Aprende a alabar a Dios, al menos cuando tengas razones obvias para hacerlo.

    Si somos capaces de decirles a todos con franqueza y con un corazón alegre que alabamos a Dios y le damos gracias por toda su bondad, si representamos y proclamamos a nuestro amoroso y misericordioso Dios, entonces seremos de gran consuelo para muchas personas. Nos olvidaremos de nuestra propia cruz y nos alegraremos con los que alaban a Dios. Entonces podremos cantar canciones de alabanza desde el fondo de nuestros corazones. ¡Cuán bueno, cuán agradable es alabar al Señor!

    Artículo extraído de El Dios que sana.

    AivazovskyStormViewLarger
    Contribuido por JohannChristophBlumhardt Johann Christoph Blumhardt

    El Blumhardt mayor, Johann Christoph (1805-80), estudió para el ministerio reformado y, después de un breve plazo como ejecutivo de una sociedad misionera, se hizo pastor en Möttlingen, pueblo casi desconocido en el sur de Alemania. Él continuó su ministerio hasta su muerte en 1880.

    Aprender más
    0 Comentarios