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CajaEl siervo que no quiso perdonar
El perdón es revolucionario porque la revolución también está dentro de uno mismo.
por Ernesto Cardenal
viernes, 13 de enero de 2017
Esta es la parábola del siervo que debía diez talentos (muchos millones) a un rey, y el rey lo iba a vender con toda su familia, pero después le tuvo compasión y le perdonó la deuda. Este hombre después estaba ahorcando a otro siervo porque le debía una pequeña cantidad, y le metió en la cárcel hasta que pagara toda la deuda.
Entonces el Señor lo mandó llamar, y le dijo: ¡Siervo malvado! Yo te perdoné toda esa deuda tuya, porque me rogaste. Tú también debiste tenerle compasión a tu compañero, así como yo te tuve compasión a ti. Y el Señor se enojó tanto que ordenó castigarlo hasta que pagara toda la deuda. Y Jesús terminó diciendo: Así también mi Padre celestial hará con ustedes, si cada uno no perdona de corazón a su hermano.
–Nosotros también seremos malvados, si le estamos pidiendo perdón a Dios sin estar perdonando al hermano.
–Entonces no tenemos ni derecho de pedir perdón.
–Pero si uno perdona a su prójimo, si tiene derecho de ser perdonado.
Manuel: Yo creo que solo cuando hay amor es que uno puede perdonar. Si hay rencor y no hay amor, pues no hay perdón. El perdón tiene que ser de verdad: que uno olvide lo que le han hecho.
La Natalia: Sí, porque si uno no va a perdonar de corazón, no debe decir que perdonó a otro porque mentiría pues. Si uno ya perdonó, se le olvido; pero uno dice «yo ya perdoné», y que va.
Agrega otro: Hay que fijarse que Jesús precisa ese detalle: que el perdón sea «de corazón».
Laureano exclama: ¡Éste evangelio es pendejo!
Varios le preguntan: ¿Por qué es pendejo?
Laureano: Han hablado varios y nadie ha dicho nada bueno, y yo tampoco he encontrado nada bueno que decir. Sólo han hablado de perdón, y de perdón... Yo no veo en este evangelio nada contra la injusticia.
Armando: Este evangelio no es como vos decís; también habla contra la injusticia; porque el hombre que no quiso perdonar, el que debía los millones, en realidad está cometiendo una injusticia: quería ahorcar a uno por unos cuantos pesos que le debía.
Julio: Yo creo que este evangelio es revolucionario, porque trata de un pobre y de un rico. Yo veo aquí una lección para los ricos, porque el primer perdonado era rico, y el segundo que no podía pagar una cantidad tan pequeña, era pobre; y el señor pone en un plan de igualdad a los ricos y a los pobres. Pero sucede que en esta sociedad al rico sí se le perdonan las cosas malas que hacen, pero al pobre se le rempuja en la cárcel porque es pobre. En este ejemplo Jesús nos está igualando a los pobres con los ricos. El millonario fue perdonado por cariño, por amor, y así como él fue perdonado debía perdonar también al otro más débil, y tenerle también cariño, amor. Y este ejemplo lo podemos poner con las palabras de ahora: en la actualidad vemos que el rico no tiene compasión del pobre. Si los ricos tuvieran el amor a los pobres, y los pobres a los ricos... eso significaría que ya no hubieran ricos ni pobres: ¡eso es el amor! Que todos vivan iguales, pues. Y entonces no habría eso pues: que al pobre lo vendan con toda su familia para que pague lo que debe. Y Dios no puede perdonar los pecados, pues, hasta que dejen de explotar.
Justo: No es que los que son pobres ahora se van a poner en la posición de los ricos, y entonces digamos: «Ahora ellos son los pobres, nosotros vamos a fregarlos porque ahora podemos». Yo creo que no se trata de eso sino de que seamos iguales.
Cesar: Es cierto que este evangelio habla del perdón, pero yo también creo que el perdón es revolucionario. No es necesario que el evangelio esté hablando solo contra los ricos para que sea revolucionario. Porque la revolución también está dentro de uno mismo. En tanto vos no te hayas revolucionado vos mismo, no vas a poder ser un revolucionario verdadero.
Felipe: El que debía esos millones era rico, porque no cualquiera debe esa cantidad. Me parece que Jesús pone el ejemplo de un rico porque quiere poner el ejemplo de un explotador. Los ricos todo lo que tienen nos lo han robado a nosotros, porque todas sus riquezas han sido hechas con nuestro trabajo; y actualmente todas sus injusticias se les perdonan, pero ellos no nos perdonan a nosotros, nos echan presos cuando les debemos un poco. Dios un día, me parece a mí, arreglara cuentas con ellos por medio del pueblo y les va a cobrar toda la deuda. Pero al final dice Jesús que cada uno debe perdonar también de corazón a su hermano...queda por ver si tenemos esa capacidad de perdonarnos unos a otros, o si somos como ese rico, como ese explotador.
Alejandro: Pero también vayamos a lo práctico y no nos quedemos en sólo la teoría. Porque aquí entre nosotros yo veo fallas. No nos dediquemos solo a ver el mal en los explotadores. A nosotros también nos hace falta practicar estas cosas, muchísimo. Odios, rencores, injusticias, también se pueden dar, y se dan, en nuestra comunidad, entre los vecinos, entre los de la misma familia, entre los esposos, entre los amigos. Y también nosotros debemos aprender pues en nuestra comunidad esta lección practica del perdón. Debemos perdonarnos también los pobres. Y si no, no somos buenos compañeros, buenos revolucionarios.